A MODO DE CUENTO

En su lecho de muerte, doña Elvira lo ha dispuesto todo para desheredar a su nuera y a sus tres hijos, dejándolos sin un céntimo y en una casa que está a punto de ser recuperada por el banco.

Luego de abofetearlos uno a uno, y en medio de una sufrida risotada, la doña muere, activando de esta manera el cumplimiento de su última voluntad: su albacea procede a cubrir su cuerpo con las gargantillas, anillos, aretes, relojes y prendedores más caros que se puedan concebir.

Es oficial: la vieja se lleva a la tumba un verdadero tesoro. La nuera y los hijos estallan en protestas, pero no hay nada que hacer. Al cadáver se lo llevan custodiado, y los desheredados se les notifica que doña Elvira también dejó dicho que ni se les ocurra asistir al funeral.

Indignada y sintiéndose en su pleno derecho, Sofía, la enérgica y codiciosa nuera, convence a su tembleque marido y a sus dos cuñados, una solterona bipolar y un joven descarriado, de desenterrar el cadáver de la doña y recuperar todas las joyas, con las que entonces podrán pagar la hipoteca de la casa y ser ricos para siempre.

Así, ponen manos a la obra: desentierran a la vieja, se hacen con el botín, vuelven a dejar todo como lo encontraron, y regresan a casa confiados en que el plan salió perfectamente, que ahora tienen el futuro resuelto.

A la mañana siguiente, después de una noche de brindis y borrachera, Sofía y los demás se encuentran con que el cuerpo de la suegra está de vuelta en el medio de la sala de la casa. No saben cómo llegó allí. No saben qué hacer con ella.

Y los problemas apenas comienzan porque Sofía, Arturo, Victorina y Augusto no tardarán en descubrir que doña Elvira la ha dispuesto todo para volver de la muerte y castigarlos del modo más terrorífico, original… y divertido.

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